Días atrás se mencionó que Kingzone DragonX estaba enfrentando una fuerte caída en su desempeño en la League Championship Korea.
Tras un prometedor inicio del actual torneo de verano de la LCK, la escuadra de League of Legends sufrió cinco derrotas seguidas hasta y cayó al octavo puesto de la clasificación, último de los que acceden a la postemporada.
A falta de cuatro juegos para completar la temporada regular, Kingzone DragonX está matemáticamente clasificado pero en un peligroso precedente para su futuro inmediato. Pero esto no se trata de un simple bajón anímico.
Reportes internos del equipo develan que recientes cambios en sus compañías matrices crearon un severo problema de moral interna en el equipo.
Orígenes
Kingzone DragonX fue creado en 2018 cuando el equipo Longzhu Gaming fue adquirido por la compañía Fighting E-sports Group (FEG), que cambió la identidad a Kingzone DragonX.
A pesar de ciertos resultados deportivos positivos, FEG no obtuvo las ganancias que esperaba de su participación en el mundo de los Esports, por lo que decidió vender el equipo. Consiguiendo comprador a mitad de la temporada de este año, demostrando un timing terrible para esta operación.
Bajo la administración de FEG, Kingzone DragonX estuvo en una etapa de bonanza importante, manteniéndose siempre en una posición privilegiada en los playoffs coreanos de LoL. Pero sus nuevos dueños tienen otras ideas.
Liderazgo cuestionable
Un grupo de inversionistas individuales que oficialmente no han sido presentados al público (primera alarma a tener en cuenta) compraron los activos de Kingzone DragonX y rápidamente pusieron manos a la obra.
Su primera determinación fue la de cambiar a su staff técnico, encabezado por «Hirai» Kang Dong-hoon, quien tiene una larga data con el equipo y es uno de los principales responsables de sus recientes logros.
Los jugadores estuvieron en contra de la medida y se plantaron frente a los dueños para evitar los despidos, cosa que atrajo consecuencias inesperadas. Esta gerencia se enfocó en los contratos individuales de cada jugador, ordenando la renegociación de sus condiciones (segunda señal de alarma).

Esta ocurrencia es muy peculiar porque en Esports (y en los deportes profesionales) es tanto ética como pragmáticamente negativo negociar contratos a media temporada competitiva, fuera del período de traspasos.
Pero esto afectó negativamente al equipo, que junto con el staff están en una especie de frente unido contra una dirigencia que no los quiere.
Sin embargo, lo más llamativo de este caso es que, según reportes del portal Inven, no está confirmado si Riot Games autorizó la venta de Kingzone DragonX a estos nuevos dueños anónimos (tercera y máxima señal de alarma).
Aunque los canales oficiales de Kingzone DragonX señalan que esta situación está siendo exagerada, esta escuadra está viendo como su excelente temporada deportiva se va al traste por decisiones de gerentes desconocidos con prácticas inadecuadas, una página muy turbia para el mundo de los Esports.