Y ha llegado el día que muchos habían estado deseando por años, y por lo cual no se callaban nunca, el estreno de un nuevo Half-Life.
Alyx es el subtitulo de la más reciente creación de Valve, que hizo a muchos fans emocionarse sobremanera al descubrir que se escribiría un nuevo capítulo en esta historia. Lo que no esperaban era el vehículo que utilizaría.
Diseñada para plataformas de Realidad Virtual compatibles con Steam VR, Half-Life: Alyx es un juego que buscaba trasladar la experiencia de esta saga a un nuevo nivel, alterando completamente las expectativas que se tenían.
Esto también ha supuesto un gigantesco componente socioeconómico a tener en cuenta. En términos simples, no cualquiera podrá costearse el nuevo Half-Life de Valve.
Esto obviamente no ha pasado desapercibido para los jerarcas de la compañía del Flatland, quienes entienden que muchos fans se podrían quedar por fuera de su gran obra, pero consideran que no todo esta perdido.
En palabra de Kerry Davis, programadora de Valve, quien considera lo siguiente:
«Esto sería mucho más difícil si no existiera la predominancia de los videos de Let’s Play y que la gente viendo a otra gente jugar no fuera algo común. Es algo que la gente hace. Si no puedes jugar o no tienes tiempo para jugar, pues ve a alguien más jugar, eso nos ayudará mucho. Las personas que no tienen acceso a VR estarán satisfechas de ver a alguien más jugarlo.»
Davis añade que Half-Life: Alyx «siempre estará allí» por lo que podrían jugarse en un headset prestado o esperar a que estos sean más accesibles en el futuro.
Son declaraciones marcadamente elitistas, expresadas en defensa del trabajo realizado con este juego para Realidad Virtual. Resulta interesante que suenen altamente consonantes con la fanaticada de Half-Life en general, considerados como «puristas» del PC gaming.
Pero la realidad es que al presentar un juego con una de las más altas expectativas en una de las plataformas más inaccesibles para el común denominador del gamer es una gran torpeza y muestra la falta de conexión entre Valve, los jugadores y la realidad.