Una de las situaciones más controversiales de Overwatch queda en el pasado con el inicio de su nueva temporada competitiva.
Tras la imposición del sistema de 2-2-2 en el juego como norma obligatoria en partidas competitivas, se vivía una constante controversia en la que el juego quedaba expuesto como un título cada vez menos atractivo.
Esta restricción ocurrió por el uso indiscriminado del sistema GOATS, especialmente en partidas de Esports, que garantizaba victorias gracias a la capacidad de un juego defensivo y de anticipación.
GOATS fue muy exitoso, pero era muy aburrido de ver para espectadores de la Overwatch League y eso era algo que Blizzard no podía dejar pasar. Imponiendo los roles obligatorios, las partidas pasaban a ser más agresivas en muchos casos.
Pero desataron el problemas de las filas para formar equipos. Nadie quería salirse de los roles dominados y la espera por una partida tomaba mucho tiempo, volviéndose una constante del shooter.
Con la esperanza de dejar esto atrás, Blizzard determinó que este sistema quedaba atrás y que los jugadores tendrían libertad de escoger sus preferencias para armar grupos y poder escalar en los rankings de Overwatch.
¿Se termina la pasión?
La escena de Esports de Overwatch se ha visto mermada de manera progresiva en los últimos tiempos, al punto de que ya muchos inversionistas buscan salir por completo de la liga.
El ambicioso proyecto de Blizzard sufrió duros golpes en su segundo y tercer año de vida, además de las dificultades que la compañía de California enfrentó ante la opinión pública con el caso Blitzchung.
En términos estrictos, la emoción de la Overwatch League se difuminó con los problemas que trajeron los sistemas GOATS y 2-2-2 a la mesa, así como una falta importante de novedades tras BlizzCon 2019.
¿Quién querría esforzarse en jugar un juego para el cual ya están anunciando su secuela? y si a esto se suma la pandemia de COVID-19 y la paralización de actividades, la pasión se ha esfumado para muchos.