Uno de los sectores más apasionantes de los videojuegos está en la vida extra que videojuegos clásicos han conseguido tras haber dejado su vigencia comercial atrás. El mundo del Retro Gaming.
A pesar de que la tecnología marcha inexorablemente hacia adelante, la pasión de los fans por períodos específicos del medio, así como por los años dorados de franquicias o compañías, hablan de una dedicación que nunca decae.
Esta se ha traducido con el desarrollo de consolas especiales que les dan vida a los cartuchos clásicos de toda la vida, estando perfectamente adaptadas a cada sistema sin importar de cual versión o marca se trate.
De esta manera se le da una vuelta a uno de los temas más delicados del mundo retro, la emulación de videojuegos.
Reviviendo el pasado libremente
Definida esta como un programa o aparato capaz de emular las características de una consola de videojuegos, ha sido la herramienta en la que muchos jugadores han conseguido tener acceso a numerosos catálogos a los que nunca tuvieron acceso.
Por ejemplo, consolas y juegos exclusivos para Japón o versiones alternativas de juegos que fueron descontinuadas con el paso del tiempo llegaron a manos de jugadores gracias a estos programas. Pero el hecho de que no sean “originales” es el elemento fundamental de la controversia para los coleccionistas.
Jugar versiones originales de títulos clásicos en los sistemas para los que fueron concebidos es el punto más álgido al que puede llegar un coleccionista retro. Pero esto es una singularidad reservada para pocos usuarios en el mercado, gracias al crecimiento de estos juegos como coleccionables de alto costo.
Es en este punto en que, en función de proteger la funcionalidad de los juegos del paso del tiempo, se presentan consolas especiales de alta tecnología que reúnen las capacidades de correr cartuchos antiguos sin ningún inconveniente ni problemas de versiones.
Sin importar que sean piezas de NES o Famicom, o si la edición de un juego corresponde a Sega Genesis o Sega 32X, consolas como la Retron 5 o la Retro Freak Premium pueden dar horas de diversión con las piezas clásicas que puedas conseguir en línea, así como con el cartucho olvidado en el armario de nuestros hogares.
Pero esta forma de vivir el gaming clásico desata controversias sobre su legalidad hasta el día de hoy.
Desde lo más alto
Durante años, se ha debatido sobre la validez de la emulación como una plataforma viable o legítima desde el lado de los aficionados, especialmente con el conocimiento de la hostilidad que tiene este tema para las compañías dueñas de estas propiedades intelectuales.
Siendo, en términos estrictos, un robo de su propiedad, compañías como Nintendo han dedicado su poderoso brazo legal para evitar la distribución de su contenido en redes. Tristemente, son incapaces de proveer una alternativa sólida y satisfactoria ante esta evidente necesidad.
Su oferta para los aficionados de lo retro ha sido raquítica en gran medida, con consolas como la NES Classic Mini y la SNES Classic Mini. Ambos sistemas gozaron de mucha publicidad, pero su oferta fue tan corta que se han quedado muy olvidadas en la mente de los fans.
Sin más que una veintena de juegos en cada uno de estos sistemas, la representación del mundo retro ha sido mucho más consistente en las consolas titulares de la compañía, con una oferta digital con cierta relevancia, que no es muy bien vista por los amantes de los clásicos.
La propiedad de los derechos de los juegos frente a la necesidad de un mercado de poder disfrutar de los productos existentes y de apreciar el legado de la industria es una batalla de nunca acabar en la comunidad gamer.
Abarcando toda clase de argumentos socioeconómicos, históricos y del valor real que tiene un videojuego, ofrecemos un espacio para el debate. ¿Es válido emular videojuegos clásicos?