Imagen fragmentada de los ojos de una persona que sufre acoso en línea

A medida que el mundo de los videojuegos se hace progresivamente más mainstream en el mercado global, los problemas endémicos de su comunidad siguen saliendo a la luz.

El bullying ha sido una realidad en los videojuegos desde hace mucho tiempo. Desde la distribución masiva de juegos de alto valor competitivo, se han visto infinidad de casos en donde el resultado de una partida desemboca en una confrontación.

Pero no es ese el tipo de bullying dominante que conocemos hoy en día, sino que la tecnología dio paso a la proliferación del ciberacoso. A través de internet, el poder atacar a personas y salir impune es una de las cosas de las que miles de personas malintencionadas viven.

El portal Cyberbullying.org ofrece datos recopilados de distintos estudios sobre las relaciones sociales entre gamers en múltiples espacios. Siendo generalmente los títulos de mayor difusión en línea los más propensos a tener casos de este tipo.

Sin embargo, muchas personas buscan un nexo causal entre los videojuegos y el bullying que explique porque este medio es tan cómodo para tener estos casos como parte de su expectativa comunitaria.

Toxicidad nativa

Probablemente una de las peculiaridades del gaming contemporáneo es la expectativa natural de toxicidad de parte de una comunidad de un juego sin importar las razones.

Por ejemplo, ya forma parte de la cultura colectiva del mundo gamer que la comunidad de League of Legends «es tóxica». Es el default, el modo normal de la existencia del juego y simplemente se debe aceptar y lidiar con ello.

Si bien se suele apuntar a que la razón de ello es la alta competitividad que el MOBA de Riot Games es capaz de generar, la realidad es que simplemente no hay excusa alguna para comportamientos nocivos dentro de la base de jugadores.

¿De qué tipo de comportamiento estamos hablando? Cualquier vulnerabilidad o duda es tomada como una potencial fuente de insultos que pueden sacar de sus casillas al jugador. Pero lejos de ser «trash talk» deportivo, es más un esfuerzo de disminución personal que suele trascender más allá del juego.

Chats privados y públicos, redes sociales y una constante escalada del conflicto nos conducen a instancias en donde un insulto termina llegando a consecuencias incalculables, como hackeos, doxxing y hasta swatting.

Llevado a hasta los límites por «entretener»

Extendiendo los límites de la ciencia se han dado formas extremistas de cerrar la distancia entre el anonimato del internet y las actividades de los bullys dentro del mundo del gaming.

Con el uso y distribución inapropiada de información personal, casos de acoso personal de todo nivel se volvió una herramienta para los abusadores en línea. A esto se le suma la nada adecuada cualidad de transmitir estas acciones a través de streaming.

 

Convirtiendo la humillación de personas en un juego de contenido viral que siempre termina en un gran malestar, llegando incluso a las desgracias. Numerosos casos de swatting ya han permeado al mundo del gaming al punto de haberse convertido en una de sus mayores vergüenzas.

Todo esto ha servido para dejar claro que ser un gamer, otrora un indicador de ser un apasionado aficionado, ahora significa ser una persona tóxica y potencialmente peligrosa en muchos ámbitos sociales.

Los bullys son bullys porque pueden

Si hay una realidad universal sobre el acoso y abuso es que este tipo de personas siempre encontrarán una excusa para abusar de otras. En su momento, jugar videojuegos era causal de bullying, dentro del gaming, el jugar de cierta manera era otra de las excusas.

Todo esto sin incluir variables como género, raza, situación social, nacionalidad, tipos de expresión y selección de los medios que disfruten. Sin embargo, la mayor apertura para disfrutar abiertamente de un videojuego para personas que no fueron consideradas como gamers no se ha detenido.

Con más y más representación, se ha vivido el clásico rebote de «verdaderos fans» que atacan a personas más diversas. Pero quedan expuestos como abusadores, en lugar de simplemente ser considerados como representantes de la comunidad gamer.

Si eres víctima de bullying o percibes bullying dentro de tu círculo de videojuegos, no te quedes en silencio. La única forma de proteger a los videojuegos de seguir siendo dominados por malas personas es denunciarlas.

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