Esta isla frente a Valencia estaría maldita según una antigua leyenda de pescadores

9 de octubre de 2025

Un misterio en el Mediterráneo

A pocos kilómetros de la costa de Valencia, se alza una pequeña isla rocosa que los locales conocen como la Isla de Benidrell, aunque muchos la llaman simplemente “la isla maldita”.
A primera vista parece un lugar tranquilo: aguas turquesas, gaviotas sobrevolando y un silencio solo roto por el viento marino.
Pero según una vieja leyenda transmitida entre pescadores, nadie debería pasar la noche allí.

“Mi abuelo siempre decía que quien duerme en esa isla escucha voces en el viento… y no vuelve siendo el mismo”, cuenta José Martínez, pescador de El Perelló.

Desde hace generaciones, los marineros de la zona evitan acercarse demasiado cuando cae la noche. Algunos aseguran haber visto luces extrañas entre las rocas; otros dicen haber escuchado cantos que vienen del mar cuando el cielo está sin luna.

La leyenda del monje y la tormenta

Según los relatos más antiguos, la isla fue habitada hace siglos por un monje ermitaño que buscaba paz y aislamiento.
Vivía en una pequeña choza de piedra y pasaba sus días rezando frente al mar.
Una noche, una terrible tormenta azotó la costa.
El monje, intentando salvar a unos pescadores perdidos, fue arrastrado por las olas y nunca se le volvió a ver.

Dicen que su espíritu, enfurecido por el abandono de los hombres, quedó atrapado en la isla, y desde entonces maldice a quienes perturban su descanso.
Las leyendas afirman que, en las noches de viento fuerte, se puede oír su canto mezclado con el rugido de las olas.

“Una vez escuché una voz que parecía rezar entre el viento. No había nadie allí”, relata un marinero veterano del puerto de Cullera.

Fenómenos inexplicables

En tiempos modernos, algunos exploradores y curiosos han intentado pasar la noche en la isla.
Casi todos abandonaron la idea tras vivir experiencias extrañas: ruidos de pasos, ecos sin origen, y una sensación constante de ser observados.

Incluso biólogos marinos que estudiaban la fauna local afirmaron que sus instrumentos dejaron de funcionar sin razón aparente cerca de la zona norte de la isla.

Los pescadores siguen convencidos de que el mar “recuerda” lo que ocurrió allí, y que perturbar ese lugar trae mala suerte.

Qué se sabe realmente de la isla

Aunque la mayoría de las historias son fruto de la tradición oral, los historiadores locales han encontrado documentos del siglo XVIII que mencionan la existencia de una pequeña ermita en la isla, hoy desaparecida.
También hay registros de naufragios en la zona, probablemente causados por las corrientes marinas imprevisibles que rodean el islote.

El acceso está actualmente restringido debido a su condición de reserva natural, donde anidan gaviotas, cormoranes y otras aves protegidas.
Sin embargo, desde la costa de El Saler y Cullera, aún puede verse la silueta oscura de la isla al atardecer, envuelta en una atmósfera inquietante.

Lo que se cuenta entre los pescadores:

  • Quien se acerca demasiado al islote pierde la orientación de las corrientes.
  • Las brújulas dejan de funcionar por “razones desconocidas”.
  • En noches sin luna, se escuchan rezos en latín procedentes del acantilado.

Entre mito y realidad

Los expertos en folklore valenciano aseguran que este tipo de leyendas son comunes en las comunidades pesqueras del Mediterráneo.
“Son formas de explicar lo inexplicable: el miedo al mar, la soledad, la muerte”, explica la antropóloga María Soler de la Universidad de Valencia.
Sin embargo, incluso ella admite que algo misterioso rodea este pequeño pedazo de roca.

Algunos investigadores creen que los “cantos” y “voces” no son más que efectos acústicos del viento y las olas, amplificados por las cavidades naturales de la isla.
Otros, sin embargo, prefieren no buscar explicaciones racionales.

“Tal vez hay lugares donde la historia y el espíritu del mar se mezclan. Y esta isla podría ser uno de ellos”, dice Soler.

El poder del misterio

Hoy en día, la Isla de Benidrell se ha convertido en una atracción curiosa para los amantes del misterio y la fotografía.
Numerosos visitantes la observan desde la playa, sin atreverse a acercarse demasiado.
Los pescadores más antiguos siguen dejando una ofrenda de pan y vino al mar antes de zarpar, “por respeto al monje del viento”.

Para muchos valencianos, la historia no trata de miedo, sino de memoria y respeto por el mar.
El océano, dicen, nunca olvida.

Y cuando el sol cae detrás del horizonte y el viento sopla hacia la costa, algunos juran escuchar una voz lejana que susurra entre las olas:
No me olvidéis… sigo aquí.

Diego Ramírez
Diego Ramírez
Soy redactor apasionado por los videojuegos y la cultura japonesa. Me encanta descubrir nuevas historias, ya sea en un RPG, un manga o un anime, y compartirlas con otros fans. Escribo para acercar la actualidad del gaming y el manga de una forma clara, cercana y entretenida.